Aunque muchos lo conocen cuando está cubierto por nieve, el Valle de Aosta es aun más hermoso y espectacular durante la primavera y el verano.
Los esquís y raquetas de nieve toman el relevo de las botas de montaña porque con el buen tiempo es hora de caminar por sus numerosas llanuras en busca de castillos, entre sus grandes glaciares o por los bosques que rodean a los Alpes.
A pesar de ser la más pequeña de las regiones italianas, en su territorio se encuentran las montañas más altas de Europa: el majestuoso Mont Blanc de 4807 metros de altura, el Monte Cervino de 4478, el Monte Rosa de 4637, y el Gran Paradiso de 4061 metros de altura.
Son varios los centros turísticos presentes en esta provincia. Se caracterizan por disponer de excelentes instalaciones deportivas, tanto para el esquí en invierno como para las actividades de verano. También dispone de muchos refugios y campamentos donde poder pasar unas vacaciones muy completas. Además, el Valle de Aosta ofrece monumentos romanos y medievales que encandilarán a los amantes de la arquitectura y la historia medieval.
Aosta y la magia de la nieve
La ciudad es rica en historia: se trata de una ciudad fortificada con unas imponentes murallas que protegían un área de 414 m² ,con cuatro puertas que daban acceso a la ciudad.
Son muchos los monumentos a destacar: el área prehistórica de Saint-Martin-de-Corleans, del megalítico; el Arco Romano de Augusto y el Arco del Triunfo, de la época romana; la catedrales medievales de Santa María de la Asunción y San Juan Bautista; la Capilla de Santa Cruz, de 1682, que posee un altar barroco y una fina fachada exterior de trampantojo que representa la leyenda de la búsqueda de la Vera Cruz por Santa Elena.
Vale la pena, ya que te encuentras en Aosta, visitar los numerosos e importantes castillos que se encuentran en el valle. Casi cada país tiene su propio castillo. De algunos de ellos tan solo quedan las ruinas pero otros se mantienen intactos. Los más conocidos son el de Fenis, el castillo de Bard, el castillo de Saint-Pierre, el castillo de Issogne y el castillo Saboya.
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